Un padre
protector es ese que hoy, bajo el amparo de cualquier argumento, nada exige a
sus hijos, haciéndoles pensar que todo lo merecen. Como padres caemos en un
grave error con esta actitud y a la larga se generan adultos inútiles y
débiles, es por ello que no hay razón válida para hacerlos vivir eternamente a
nuestras expensas; mucho más loable es brindarles oportunidades de
independencia y enseñarles a reconocer el valor de ganarse las cosas mediante
el esfuerzo propio.
En este
contexto, siento
que es importante resaltar una frase que leí en días pasados y que encaja
perfectamente, recuerda que:
“Si
con todo lo que tienes no eres feliz… con todo lo que te falta, tampoco.”
Al ver la película “Nosotros
los Nobles”, no pude menos que buscar más información y encontré algunas
opiniones, que aunadas a las propias, quise compartir. Les recomiendo ver el
film; que
de manera jocosa y
situada en México, cuenta la historia del empresario Germán Noble, quien al
darse cuenta de que sus tres hijos -Javi, Bárbara y Charlie- llevan una vida
inútil y vacía y han tomado malas decisiones, decide fingir la quiebra de su
empresa. De esta manera, los deja sin autos, celulares y tarjetas de crédito,
los lleva a vivir a un vecindario pobre y les pide hacer algo que no saben
hacer: TRABAJAR.
Nuestros hijos se convierten en
el centro de nuestra existencia y eje de las acciones cotidianas, sin embargo
eso no justifica la ceguera de
proveernos a nosotros como padres, la
satisfacción de sentirnos gratificados al darles todo, sin ver realmente que
les quitamos la capacidad de disfrutar cuando
obtienen lo que quieren,
después de trabajar duro y luchar por conseguirlo. Caemos, con frecuencia en la
trampa de sentir
que si no damos todo, incluso lo que nunca tuvimos se van a deprimir,
traumatizar o suicidar, los convertimos
así en débiles para la lucha.
Es posible que en el mejor de
los casos les enseñemos a recibir e incluso ser agradecidos, pero seguramente
dejamos de enseñarles las importancia de dar y casi ninguno lo practica; fácilmente
los convertimos en egoístas y merecedores, es por ello que muchos ya hoy no
piden… exigen; llegan incluso a la edad adulta
y viven sin responsabilidades sin necesidad de esforzarse, no lo necesitan pues
nosotros caemos en proveerles todo porque consideramos que ese es nuestro rol
de padres. Si ya trabaja y gana poco nos parece horror pedirle que aporte algo
a la casa, “es que ahora que soy papá o
mamá no quiero que sufra las carencias que viví yo” –decimos-, así llegamos
al extremo de resolverles todo, no solo con dinero, sino con las
responsabilidades que en cada momento de vida deben asumir, creemos que
brindarles la oportunidad de crecer es ponerle en bandeja de plata lo que debe
hacer y decidir y si enfocas lo que estamos haciendo es evitar que vivan las
necesarias consecuencias de sus conductas, acciones y decisiones, los
sobreprotegemos al eliminar las responsabilidades y el enfrentar sus propios
errores en los casos necesarios, parece que preferimos que los hijos crezcan en
un mundo burbuja de mentira y virtualidad.
Como padres debemos enseñarles que ser
felices es transitar el camino de búsqueda de cuanto soñamos para ser quienes
queremos ser, aunque no necesariamente sea la vía cómoda y fácil.
Me permito, entonces, subrayar la importancia de
fijar límites, de mantener normas de convivencia en casa y muy importante, de
vigilar el cumplimiento de los roles según corresponde a cada uno en el equipo
familiar, cuidado con abuelos complacientes en demasía, tíos rebeldes que son
encubridores por cariño, amigos que no conocen a fondo los valores y principios
que compartimos y fomentan los suyos;
por tanto no son los mejores amigos. No
podemos controlarlo todo, pero si es necesario abrir los ojos a nuestras
propias experiencias de crianza y lo sabios que empiezan a ser nuestros padres
cuando en padres nos convertimos, no caigamos en la terquedad, sin base, de decir,
“yo lo hago diferente a como lo hicieron
conmigo”, solo porque no queremos ver que nuestros padres en mucho tenían
razón, siempre hay posibilidad de mejorar la labor, hoy tenemos herramientas
que nuestros padres no tuvieron y seguramente cometieron errores, pero en
esencia lo hicieron bien contigo, por eso eres quien eres hoy, recuerda que
tooodo lo que has vivido era necesario para estar hoy aquí, incluso leyendo
estas líneas que con cariño comparto. No permitamos que por darles todo a los
hijos… los dejemos sin nada.
Algunos
consejos de expertos:
- Establecer reglas y límites, los hijos tienen derechos pero también obligaciones.
- Edúcalos y pon disciplina desde bebé.
- Procura que se esfuercen por lo que quieren y serán adultos responsables.
- Analiza las motivaciones que lo impulsan a pedir algo, "moda, necesidad o ser visibles y aceptados".
- Haz consciencia de que carecer de algo no traumatiza, fortalece el carácter y el valor de lo que logras.
- Premia y permítele ver cuando se ha ganado algo especial realmente por merecimiento.
- Disfruta cada momento juntos y presta atención cuando comparten.
- No escatimes en amor a borbotones. Dar es la manera mas dulce de recibir.
Siempre en la mejor disposición de aprender y compartir
jannin