Definitivamente
de Tonto, Poeta y Loco, todos tenemos un poco, en la vida he hecho muchas tonterías,
hoy sin arrepentirme siento que eran necesarias para estar aquí, también me he
dejado llevar más de una vez por la locura y doy gracias por eso a Dios y a la
vida, solo así es que he tenido oportunidad de vivir algunas aventuras
inolvidables; pero en verdad nunca he coqueteado con la poesía, creo que sería
un atrevimiento artístico muy osado de mi parte, sin embargo hoy en mis
transparencias me permito citar a algunos poetas que hacen posible comprender
mejor la realidad de ser madre y venezolana.
Como
madre no es fácil entender a Kahlil Gibran cuando nos dice… “Tus hijos no son tus hijos, son hijos e
hijas de la vida”; es que creemos que parirlos nos acredita propiedad y
queremos ocuparnos tanto de sus vidas que terminamos controlando lo que no
debemos controlar, la sed de cada uno de los hijos de vivir sus propias vidas
desde la esencia misma de cada personalidad, de cada sueño y hasta de cada
error, queremos que tengan una vida perfecta y no cometan nuestros mismos
errores, cuando ellos al final prefieren cometer los suyos; pero sé que no es fácil
de aceptar, día a día debemos ocuparnos de entender que mientras más vivimos
nuestras propias vidas más tenemos para aportar a la libertad de vivir que
nuestros hijos e hijas demandan en su justo derecho. Aprendamos a ReconoceR al
ser humano que habita en el interior de cada hijo y disfrutemos desde nuestra
tribuna personal de sus vidas, que siendo la vida a la que pertenecen tienen
siempre un espacio privilegiado para nosotras las madres.
Nuestro
Andrés Eloy Blanco magistralmente dijo… “Cuando
se tienen dos hijos, se tienen todos los hijos de la tierra”, creo que en
distintos momentos y circunstancias todas la madres hemos validado esa
expresión; incluso conozco de cerca a muchas personas que sin haber tenido jamás
un hijo, son capaces de albergar los hermosos sentimientos que solo los hijos
hacen germinar, la responsabilidad que exigen, la solidaridad que multiplican y
los sueños que nos hacen revivir.
Quienes
hemos sido bendecidas con los hijos sabemos que son un motivo para
reinventarnos a diario, para aprender a vivir, para ser valientes en los
momentos más difíciles, para superar cualquier obstáculo, para no perder los
sueños propios y la fe, quienes hemos perdido un hijo sabemos que queda un hendija
imposible de juntar por la que se cuela eternamente la ausencia y el amor
perdido; valoro y admiro inmensamente la entereza de las madres venezolanas que
en días recientes han perdido un hijo y mantienen en alto el espíritu de lucha
por un país mejor, todas somos madres de esos hijos perdidos por Venezuela, vayan nuestras oraciones para aliviar el dolor
de la ausencia que dejan con su partida.
En
Venezuela somos hijos de la Patria y aguerridas madres que la defienden con
dulzura, abnegación y férrea convicción de que esta madre que nos alberga como
ciudadanos es grande, noble, generosa y por nuestros hijos bien vale la pena
defender, quiero aun desde el luto que alberga mi alma de madre, citar de nuevo
poesía, es válido recordar a Conny Mendez al expresar desde su música que… “al decir venezolano ya lo dice uno
cantando, el secreto, compañero, es algo muy personal: que arrullamos a los niños
con el Himno Nacional.”
Desde
lo chévere que podemos ser los venezolanos, desde el canto a flor de labios que
siempre tenemos y desde el luto que sentimos por los hijos perdidos, decimos “Gloria al bravo pueblo” y mantenemos
la fe y la esperanza en el futuro que merecemos.
Desde
mi corazón.
Creer,
Confiar y Esperar en Dios
Es
nuestra fortaleza
jannin
jcastellanov@gmail.com